Alguien cometerá un error…
Desde hace ya un par de años no dejan de utilizarse, casi tanto como
las máscaras Guy Fawkes, algunas de las geniales
líneas de la película “V de Vendetta” para reivindicar una democracia real, o
incluso la abolición del sistema político-económico tal como ahora lo
conocemos. Pero un de las citas más demoledoras de esta adaptación
cinematográfica de la novela gráfica de Alan Moore, que aún no se ha usado, y
que ya pende sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles es la siguiente:
“Entonces sacará a la policía a la calle, y alguien cometerá un error”.
Pensemos esta frase en todos sus posibles significados. ¿Quién
cometerá un error? En la película el error lo cometía un “dedo” un agente de la
policía secreta de un ficticio gobierno autoritario de corte fascista. Este
“dedo” le descerrajaba “por error” un tiro a una niña de unos diez o doce años
que llevaba una mascada de Guy Fawkes y jugaba con ella por la calle, y esto
provocaba la ira y la movilización de las masas para destronar al tirano.
Pero el error puede estar en la mano de todos. Cuando se tensa un
sistema basado en la tolerancia y el aguante de las voluntades humanas se está
jugando con fuego, y un fuego que quema mucho si no se sabe controlar. Dice el
refrán que Dios aprieta pero no ahora,
el problema que estamos padeciendo es que desgraciadamente los que aprietan no
tiene nada de divinos, más bien todo lo contrario y, claro, aquí el refrán no
sirve y habría que reformularlo en otros términos, a ver… Saben ustedes el
chiste del cateto imbécil e insensible que tras matar a su asno de hambre y
fatiga le increpa atónito: ¿Ahora que te acostumbras a no comer vas y te mueres
bestia desagradecida? Pues a este punto es al que nadie quiere llegar, porque
por alguna extraña razón a la vida se le tiene cierto aprecio irracional que
hace que mordamos la mano traidora que nos acaricia complaciente o nos comamos
la que nos quiere golpear. Y esto parece que nadie lo toma en cuenta, que el
chicle se puede estirar ad infinitum y que, como la masa es tonta, tu dale
fuerte con la vara que ya verás como no pasa nada. La masa es tonta sí, tonta
si se le pide a todos que reciten a coro la tabla del tres, tonta si ganamos el
mundial y la Eurocopa, ¿pero también es tonta si llevan barras de hierro,
martillos, hoces, bates de beisbol, cadenas o piedras? Entonces no son tontos,
son antisistema, radicales, salvajes, indocumentados… ¿Pero y si un día somos
tú o yo los que llevamos esos palos y esas piedras?
¿Y si un día alguien comete un error? Te puedo asegurar que estamos
muy cerca de que ese error se cometa porque están comprando todas las papeletas
en un sorteo que seguro tiene un ganador… o más bien un perdedor. Puede ser un
padre de familia que desesperado se inmole ante el parlamento como sucediera en
Grecia con aquel jubilado, puede ser una pelota de goma de un anti-disturbio que parta en dos el alma de
un bebé, un niño pequeño, una embarazada o un anciano. Puede ser un minero que
muera por huelga de hambre a quinientos metros bajo tierra en una mina de
carbón del norte, puede ser que un obrero de astilleros sea arrojado por una
lechera desde el puente de Carranza, puede que un inmigrante desesperado se
levante la tapa de los sesos ante un hospital de la seguridad social porque el
“sistema” ha dejado morir como a un perro a un familiar al negarle atención…a
mi ya se me están aflojando las piernas y apretando el corazón, ¿y a ti? Y si
algo de esto le pasa a alguien a quien quieres y aprecias, y si te pasa a ti.
¿No saldrías con todo tu rencor y tu rabia a la calle? La masa es tonta sí, por
eso no hay que hacerla enfadar, porque después, como a los tontos, no hay forma
de hacerles entrar en razón. Y esto tan básico parece que se ha olvidado bajo
el manto de los privilegios y la plutocracia. La amnesia del poder es terrible
y si está aderezada con idiotez manifiesta más.
Porque el mundo seguirá girando, y lo que ahora pase no será más que
una lágrima en la lluvia recordemos siempre que errar es de humanos, y que
perdonar todos nuestros pecados es algo que por contrapartida sólo puede hacer
Dios. Así pues tened la certeza que más temprano que tarde alguien cometerá un
error.