11 jul 2011

UTRERA 2022

Recordemos el 22 de mayo

Hace unos días se cumplió el undécimo aniversario de la debacle socialista en las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo de 2011. Como todos sabemos, y celebramos, esta fue la fecha de la inflexión de Espáña, el pie para los deseados años de “La esperanza”. Nadie quiere acordarse hoy de los oscuros años del expresidente Zapatero. Pero no está de más, para que no vuelva a repetirse ¡Dios no lo quiera!, que recapitulemos lo que fue ese último y decisivo año de gobierno socialista.
Tras el aplastamiento de los corruptos rojos en las elecciones del 22M, llegó el momento de sacar a flote toda la inmundicia de los ayuntamientos y gobiernos autónomos antes gobernados por las fuerzas bolcheviques. Ayuntamientos como el de Sevilla o Barcelona apestaban a todo aquel que tuviera narices en la cara antes de las elecciones, pero la descomposición del cadáver fue manifiesta cuando se produjo el tan esperado relevo. La bolsa de millones de euros de deuda era semejante al PIB de muchos países en vías de desarrollo, y la erradicación del enchufismo obligó a aumentar varios puntos el altísimo índice de paro nacional hasta alcanzar casi el 32%.
Muchos gobiernos autonómicos intentaron blindar sus puestos políticos antes del 22M. Crearon empresas públicas, órganos donde se duplicaban los organigramas para intentar impedir lo que era evidente. Más del 85% de los puestos públicos “socialistos” fueron removidos de sus cargos, y con más encono todos aquellos que  nunca hubieran trabajado en algo que no fuera un cargo político. La realidad fue la esperada, la mayoría de los cargos políticos no sólo no habían cotizado en su vida ni una sola hora en otra cosa que no fuera la vida política, sino que su formación era absurdamente inferior a la del puesto más bajo que estaba a su cargo. Obviamente estos indeseables, a los que un año después se sumó la Junta de Andalucía en pleno tras la fulminante llegada del Presidente Javier Arenas, crearon ese quiste infecto que aún hoy nos lastra, el tan nombrado “forúnculo socialista” que no es más que una bolsa de parados de bajísima capacitación académica e intelectual imposible de ser asimilada por el mundo empresarial.
El año entre el 22M y el glorioso día de la elección de nuestra lideresa Doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, Condesa de Murillo y Grande de Espáña como presidenta de nuestra gran nación fueron llamados los días del “Váyase ZP”. Este recurso ya había sido empleado en su día por el expresidente Aznar para obligar al maligno Felipe González a abandonar, y nuevamente tuvieron que emplearse los mismos términos para erradicar a la peste roja. Durante ese año vergonzoso  no hubo intervención que no fuera acompañada del “Váyase ZP” y claro, como buen ruin ZP no se iba. Era de esperar ya que las ratas no abandonan el barco hasta instantes previos a que este se hunda.
La mesa estaba servida y sólo había que dar el último y decisivo golpe de gracia. Los socialistas lo sabían y por eso propusieron a aquella nefasta exministra de defensa como candidata a la presidencia. Carme Chacón fue el chivo expiatorio de las culpas de la izquierda radical. Creyeron poder revivir después sus siglas y por eso no expusieron al criminal Rubalcaba a la defenestración de las urnas. Pero todos sabemos muy bien lo que vino después. Lo que después pasó en Espáña ya es historia.
¡Viva Espáña! ¡Abajo las izquierdas! ¡Vivan las gentes de bien!

NOTA: Obviamente cuando escribí este despropósito de futurible no se había aún proclamado Rubalcaba como candidato a la presidencia, pero tiene su gracia ver cómo los movimientos políticos son aún más rocambolescos de lo que cabría suponerse. Sea como sea, no deja de tener su gracia. Poca, eso sí, pero alguna ahí.

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